De la Revolución a Simone Veil, Francia repasa su historia siguiendo la llama olímpica
París, 26 jul (EFE).- Con el Sena como escenario y el
espectáculo aguado por la lluvia, París 2024 repasó los hitos de la historia de
Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con
momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un
homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.
El espectáculo concebido por Thomas Jolly se dividió
en doce segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de
Grecia, desde el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que
transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.
La inspiración de 'La vie en rose' primero y Lady Gaga
después, con un número de cabaret, fueron la primera gran actuación musical,
antes de llegar entre acrobacias a la zona de la catedral de Notre-Dame (aún
cerrada por la restauración del incendio que sufrió en 2019), con un guiño a la
literatura de Victor Hugo y a su popular personaje Quasimodo.
'Los miserables', 'La libertad guiando al pueblo' y
'La Gioconda' -que a pesar de ser el cuadro mejor custodiado del Louvre, llegó
a manos de los minions de la saga 'Despicable Me'- fueron otras obras
artísticas icónicas de la cultura francesa que tuvieron sus momentos de
protagonismo a medida que el desfile cruzaba la ciudad.
Fue al paso del encapuchado (de aspecto similar al
protagonista de la saga de videojuegos Assassin's Creed) con la llama por la
Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, cuando
sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución
francesa.
La voz de Marina Viotti y el grupo metalero Gojira se
encargaron de recordar la ira del pueblo con la canción revolucionaria 'Ah, ça
ira', en uno de los momentos más vibrantes del espectáculo.
La lírica la puso después la ópera 'Carmen', del
francés Georges Bizet, y también la mezzosoprano Axelle Saint-Cirel al cantar
el himno de Francia, 'La marsellesa', desde el tejado del imponente Grand
Palais, que ha sido restaurado para poder acoger varias de las pruebas
olímpicas de París 2024.
Ese momento solemne se aprovechó para homenajear a
grandes mujeres de la historia, como la escritora e icono feminista Simone de
Beauvoir, la política Simone Veil (que impulsó la legalización del aborto en
Francia), la cineasta Alice Guy o la pionera del deporte femenino Alice
Milliat.
La moda, el cine y la francofonía
La lengua de Molière también tuvo su espacio con la
actuación de la franco-maliense Aya Nakamura (la artista más escuchada
actualmente en francés en todo el mundo), que interpretó dos de sus grandes
éxitos acompañada por la Guardia Republicana ante el Instituto de Francia.
La moda, con un desfile de talentos emergentes -para
no olvidar que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura-
, y un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière
fueron otros pasajes destacados de la noche.
Más internacional fue el capítulo dedicado a Europa al
ritmo de 'The Final Countdown' (del grupo sueco Europe) y el mensaje de paz que
lanzó desde una isleta artificial la cantante Juliette Armanet con una versión
de 'Imagine'.
Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a
galope sobre el agua -cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada
final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero-
sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo
moderno, que también tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de
Coubertin.
Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para
ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico,
los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es
tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Emmanuel Macron.
El encapuchado con la llama llegó justo después, para
entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la entregó al
tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el
Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres
leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.
Fueron finalmente los franceses Marie Jose Perec y
Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se
elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su
aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el 'Hymne à l’amour' de
Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad
neurológica que padece. EFE
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