Consecomercio: Los comerciantes venezolanos a la Nación
Desde el inicio del actual estado
de excepción, sobrevenido por la aparición y propagación global de la pandemia
Covid19. Entendiendo el avanzado empobrecimiento de nuestros ciudadanos, de
nuestras empresas y la poca profundidad de las reservas y capacidades del
Estado venezolano, producto de cuestionables políticas económicas que han
llevado al país a un período de casi 7 años de recesión y más de 2 años de
hiperinflación, con la pérdida del 66% de nuestra economía en los últimos 5
años.
Todos los sectores productivos del país, comprendieron que elevar las
necesidades de nuestra gente a un plano superior, más allá de cualquier tipo de
diferencia, en especial la política, era lo prioritario. Durante el actual
estado de alarma sanitaria, las empresas han puesto el máximo de sus
capacidades para que los productos y servicios de primera necesidad, alimentos,
medicamentos, telecomunicaciones y asistencia médica estuviesen disponibles en
todo momento para los venezolanos.
Este trabajo mancomunado,
enfocado en priorizar el bienestar de la gente, se ve hoy amenazado, por cuanto
las condiciones mínimas necesarias para cumplir el objetivo productivo, y que
han sido históricamente potestades del Estado venezolano, no están
garantizadas.
La seguridad jurídica está
gravemente amenazada. Aunque el actual estado de excepción no debía implicar
restricción de derechos, vemos cómo lamentablemente han sido anunciadas medidas
de control de precios, intervención de empresas agroindustriales y
fiscalizaciones arbitrarias de comercios.
Son prácticas que rechazamos de
plano, dado que amenazan a la propiedad privada, impiden la producción y no
harán que aumenten las cantidades disponibles de bienes y servicios.
Por otra parte, condenamos
categóricamente los actos vandálicos que, fuera de todo control de los
organismos de seguridad del Estado, únicamente logran cerrar más establecimientos,
que no volverán a abrir sus puertas, disminuyendo los niveles de servicio y abastecimiento,
arruinando a familias enteras.
El sistema de servicios públicos
es deficiente. No es viable hacer frente a la amenaza de una pandemia, en medio
de una economía tan frágil como la nuestra, sin servicio de agua potable, con
marcada insuficiencia eléctrica y sin un suministro estable de combustible que
permita que la cadena de distribución funcione y que la fuerza de trabajo,
quien le da vida al ciclo productivo, pueda llegar a sus lugares de trabajo.
Enfrentamos una emergencia
nacional en la cual están amenazados principalmente los sectores más
vulnerables de la sociedad donde la falta de condiciones sanitarias y reducción
de movilidad que presuponen estas carencias, violan el principio de
supervivencia de las empresas e impiden el cumplimiento de las obligaciones contractuales
y laborales.
La política monetaria
implementada por el ejecutivo nacional lesiona el bienestar de la gente. La
inflación es el peor de los males que ha sufrido la República, ha destruido sistemáticamente
cadenas de valor y ha suprimido el poder adquisitivo a todos los niveles de la sociedad
pulverizando el salario de los trabajadores.
Se ha eliminado todo vestigio de
potencia y utilidad de nuestro signo monetario nacional, es en este caso el
Estado quien tiene la responsabilidad de la emisión de dinero carente de confianza
y respaldo, que se traduce posteriormente en incrementos de precios y malestar
entre los consumidores y usuarios.
Siendo este el estado de las
cosas que vivimos día a día todos los venezolanos, proponemos un acuerdo de
entendimiento y concertación nacional, en el cual estén incorporados todos los
actores políticos, económicos y sociales. Libre de todo ánimo de uniformizar el
pensamiento y amplio en cuanto a la conservación de los ideales y diferencias,
donde todos y cada uno de los sectores se sientan atraídos por la ilusión de
lograr el bienestar de la gente en el marco de una gran empresa llamada
Venezuela, donde para todos sea posible colaborar, con organización plural,
esquema jurídico de alto nivel, administración superior y una reserva moral basada
en la riqueza de ideas producto de la diversidad.
Un gran acuerdo permitiría el restablecimiento
de las condiciones políticas, económicas y sociales. Permitiría colocar primero
a la población, restituyendo la seguridad jurídica e implementando soluciones
técnicas tendientes a normalizar el estado de los servicios públicos.
Igualmente favorecería la creación de espacios para debatir las grandes
soluciones en el ámbito productivo, fiscal, monetario y comercial.
El país reclama la atención
eficiente de la pandemia global Covid19, con prioridad en la salud de la
población, a la vez que requiere el despliegue de una política de recuperación económica
con acciones de efecto inmediato que permitan reimpulsar la producción y
estimular el consumo.
Es necesario disminuir el nivel
de encaje legal bancario, ofrecer incentivos fiscales a las empresas y revisar
las normativas que castigan la disponibilidad de recursos financieros como los anticipos
semanales de impuestos nacionales.
Es pertinente el diferimiento de
la entrada en vigencia de la reforma del código orgánico tributario y exonerar temporalmente
tasas y aranceles para materias primas, insumos y bienes de capital, así como los
productos terminados que permitan el abastecimiento de los mercados en
beneficio de la población.
Exigimos el justo reconocimiento
del sector privado como el principal facilitador de la inversión, generación de
oferta con valor agregado local y consumo, por lo tanto las medidas
intervencionistas, de control desmedido, las prácticas de conflictividad y
violencia institucional en contra empresas deben ser revertidas a la brevedad.
Exigimos que se practique una gestión gubernamental enfocada en elevar la
eficiencia de los servicios públicos y energéticos, con disciplina en lo fiscal
y monetario, como bases de la calidad de vida del venezolano.
Es la aspiración de todo
venezolano un país más libre y próspero, donde se den soluciones prácticas a
sus problemas cotidianos, soluciones pacíficas a las diferencias, libertad de
elegir el propio destino y recuperar la confianza.
Este proyecto de Nación se amplía
por incorporación, conservando diferencias, nunca por expansión hegemónica ó uniformidad
impuesta. Es por ello que desde Consecomercio, resaltamos la importancia de
promover la tolerancia, el respeto y la confianza, en una ambiente donde la
unidad sea la causa y la condición para hacer grandes cosas.
La idea de grandes cosas por
hacer, favorecerá los procesos de adaptación, disminución de incertidumbre,
manejo de complejidades y desarrollo de ventajas competitivas que serán las características
seminales de la nueva grandeza nacional.
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